1000 cuentos que nunca te conte...

viernes, 6 de julio de 2012

Clarita Llaveinglesa y el duende Mogollon

Clarita Llaveinglesa era una niña bastante normal. Vivía con sus padres en el número Diez de la Calle Panysobrasada, en una casa con jardín. Todas las mañanas salía con su mamá Matilde Llaveinglesa camino al colegio hasta las cuatro de la tarde, momento en el cual volvía a casa y se disponía a hacer los deberes.

Clarita solo tenía un problema, y era que no le gustaba cepillarse los dientes.
Una noche, antes de acostarse y como de costumbre, su mamá Matilde le gritaba desde la cocina...

¡Clarita, lavate los dientes!


Clarita siempre se hacia la remolona, en el sofá viendo la tele, o en su habitación leyendo hacía oidos sordos a las palabras de su madre, hasta que esta terminaba agarrándola de las orejas.

¡Clarita!

Entonces se los lavaba y a regañadientes se iba a la cama. Una noche, mientras estaba durmiendo un ruido que provenía del armario la despertó. Abrio los ojos y encendió la luz. La habitación estaba quieta y en silencio.

Volvio a apagar la luz y cuando se estaba quedando dormida de nuevo volvio a escuchar ese ruido.

¡pom!

Volvió a incorporarse y esta vez se levantó y fue hasta el armario. Mayúscula fue su sorpresa cuando abrio la puerta y encontro un ser diminuto.

¿Quien eres? - Le pregunto
Mogollon - respondió este entre risitas
¿Mogollon?¿Y que haces?

Me llevo aquello que los niños no quieren- Respondio.

Efectivamente, a pesar de que no levantaba un palmo del suelo y con sus diminutas manitas sostenía la pasta y el cepillo de dientes . Su voz era chillona y constantemente se escuchaban sus risitas.

-Pero... Me regañaran como te los lleves -

Mogollon rió de nuevo y se escabulló por un rincon donde había un revoltijo de ropa.

¿Mogollon?, ¡Espera!

Entonces en ese momento la luz del pasillo se encendió y en el umbral de su puerta aparecio su madre Matilde.

¿Que haces, Clarita? - Le pregunto sorprendida

Yo... Se han llevado mi cepillo de dientes - Respondio Clarita

Vamos, - Ordeno su madre - A la cama.

Pero...- Protesto Clarita.

Sin poder rechistar volvió a dormirse. A la mañana siguiente, efectivamente su pasta y su cepillo de dientes habían desaparecido lo que le valío el regaño de su madre.

Estaras contenta, ahora no tienes con que lavarte los dientes. Se te caeran y tendré que llevarte al dentista.

¡No! - Protestó Clarita

A la noche siguiente volvio a escucharse el golpe.

¡Pom!

Clarita, sin pensarselo dos veces se levantó y encendio la luz. Mogollon estaba en el armario.

¿Que quieres quitarme ahora? Gracias a ti mi madre me ha regañado y me ha dicho que como no me lave los dientes estos se me van a caer.


Clarita se echo a llorar, Mogollon se sintió tan conmovido que decidió no quitarle mas pasta ni cepillo de dientes. Es mas, el nuevo que le habia comprado su madre esa misma mañana se los devolvió.

- Perdoname Clarita - Le dijo triste - Es que en mi país nos dedicamos a coger lo que la gente ya no quiere, y como tu dijiste que no querías lavarte los dientes... Pero prometo no volver a molestarte.

¿Pero, vendras a verme? - Le pregunto Clarita secándose las lagrimas - Podemos jugar y puedes llevarte alguna cosa que realmente no necesite.

¡Vale! - Respondio feliz Mogollon- Puedo venir alguna vez, cuando estes dormida.

Clarita sonrió

Y asi lo hicieron, a partir de ese dia Clarita se lavó los dientes antes de acostarse pues comprendió que era necesario para mantenerlos sanos y el duende Mogollon cada noche la visitaba para jugar juntos y Clarita le regalaba algun juguete que ya no usaba.


-FIN-

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