El gato que quería aprender a leer
Casimiro era un gato infeliz. Vivía con una gran familia en una casita con jardín y tenia todo lo que podía desear, o casi todo....Quería aprender a leer y escribir.
Cada mañana el papá Roberto desayunaba con su familia sentado en la mesa su habitual cafe y tostada mientras leía el periódico matutino. Casimiro que le observaba se le subía en el regazo y ronroneando le suplicaba que le enseñase, pero Roberto no entendía y le bajaba al suelo otra vez.
- Ahora no, Casimiro -
Casimiro marchaba triste a la habitación donde Dorotea se preparaba para ir al cole. Siempre se subía encima de la mesa y se tumbaba encima de los libros de Dorotea suplicante, quería saber lo que decían.
-Ahora no, Casimiro -
Dorotea le bajaba de nuevo al suelo suavemente y se terminaba de preparar para ir a la escuela, después cogía la mochila con el almuerzo que la mamá Matilde le había dejado en la cocina y tras dar un beso de despedida a sus padres salía por la puerta camino del colegio.
Todos los días Casimiro se quedaba solo en casa pues todos habían salido. Aprovechaba para subirse a las mesas, estanterías... en busca de algo que pudiese leer, tiraba al suelo algún libro que tuviese a su alcance y trataba de abrirlo, pero sin éxito.
Y fue aquella mañana, solo de nuevo, cuando decidió que saldría fuera de casa para buscar a alguien que estuviese dispuesto a enseñarle a leer. Camino por las calles durante un rato y ya cansado, decidió entrar en una tienda cualquiera a descansar. Dio la casualidad que esa tienda estaba llena de libros, emocionado empezó a subirse a la mesa, a las estanterías, pero no podía coger ninguno y entonces fue cuando vio a Zacarías el librero y le maulló suplicante.
- Oh lindo gatito -
Zacarías le acaricio, Casimiro volvió a maullar y rozo con su patita uno de los libros. Entonces, Zacarías el librero entendió que era aquello que Casimiro estaba pidiendo.
-¡Quieres aprender a leer!
Casimiro, que era un gato muy listo, se puso muy contento por que por fin alguien le entendía. Zacarias cogio uno de sus libros y sentó a Casimiro en su regazo. Entonces empezó a leerle una historia de Piratas.
Casimiro se quedo dormido
-¡Oh! Gracias a Dios te encuentras aqui.
El papá Roberto y Dorotea dieron un grito de júbilo. Al llegar a casa se habían dado cuenta de que Casimiro no estaba y salieron a buscarle lo mas deprisa que pudieron. La casualidad hizo que pasaran por aquella tienda y le viesen. Dorotea dio un grito de alegría y abrazó a Casimiro.
- ¡Que susto nos has dado!¿Por que te has escapado gato malo?
- El gato quiere aprender a leer
Zacarías el librero le dio un libro a Dorotea y le dijo:
-Toma, léaselo, le gusta mucho -
Casimiro maulló de satisfacción y juntos se fueron de nuevo a casa. Desde entonces Dorotea procura leerle todos los días un ratito y aunque Casimiro no haya aprendido para el es suficiente por que así también puede vivir nuevas aventuras.
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