1000 cuentos que nunca te conte...

lunes, 30 de julio de 2012

El viaje de Carlitos
Como cada tarde, despues del colegio, la madre de Carlitos le tenía preparada la merienda en la cocina, unas veces era un bocadillo de jamon y queso, otras un pastel de chocolate que tanto le gustaban con un vaso de colacao frío... Pero aquella tarde era distinta, cuando llego a casa y dejó su mochila en una silla de la cocina nunca se habría podido imaginar lo que pronto iba a sucederle. 

Aquel día su madre Matilde le tenía preparada un bocadillo de foie - gras y un vaso de leche que le había dejado en la cocina y como era su costumbre los cogia y se sentaba a merendar delante del televisor.

Todas las tardes ponían su programa de dibujos favorito:

La aventuras de Hormiga Perezosa en el bosque de Abajo.

Pero aquella tarde no había programa.

¡Que rollo! - Decia Carlitos con el bocadillo en la mano.

Sin embargo, y para su sorpresa, en uno de los canales estaban poniendo un capítulo antiguo de otra de sus series favoritas:

Carlitos Sombrilla en la casa animada

¡Que bien! - Decia

Mientras seguia dando cuenta de su merienda, la serie daba comienzo. En ella un niño de la misma edad y nombre que Carlitos entraba en una vieja casa construida con cristal y alli le sucedían las mas extrañas e insólitas aventuras.

Pero entonces sucedió algo increible y es que de repente Carlitos se vio envuelto en una especie de torbellino, el salon de su casa, la tele, el bocadillo y el vaso de leche habían desaparecido.

¿Que esta pasando? - Se preguntaba mientras volaba -

Despues de unos cuantos segundos Carlitos apareció delante de una vieja casa de cristal. No podia creerselo, estaba metido en el capítulo de la serie.

¿Pero como es posible?

No obtuvo respuesta ninguna, miró al cielo y pronto la noche caería sobre el por lo que decidió que sería mejor resguardarse en aquel lugar.

Llamo a al puerta pero nadie respondió. Pasó dentro y empezó a recorrer un estrecho pasillo donde había multitud de retratos colgados que le estaban observando.

¡Hola Carlitos! - Decia una anciana pintada en uno de los retratos.

¿Como tu por aqui, Carlitos?  - Decia otro .

Los retratos le seguian mientras seguía avanzando. Cuando por fin aquel pasillo termino, Carlitos entró en un gran salón decorado con un sillon en uno de los rincones, una chimenea encendida, una mesa y un juego de cuatro sillas con las patas muy finas...

¡Has venido Carlitos! Sono una voz proveniente del sillon.

¿Quienes sois? Pregunto

¿Es que acaso no nos ves? Le dijo la mesa con voz chillona -

Entonces las cuatro sillas cobraron vida y empezaron a moverse a su alrededor. La mesa, con sus enormes ojos saltones las siguió y continuó hablando con sonido estridente.

Mi nombre es mesa y sirvo para que la gente apoye sus vasos y platos sobre mi aunque es un fastidio por que muchas veces la gente es torpe y derraman el liquido y me mojo o la sopa y me quemo... y ademas me mancho.

Y tu te quejas - Dijeron de repente las cuatro sillas al unísono - Si alguien se sienta sobre nosotras nuestras patas, al ser tan finas, se cansan mucho y sufren. Y asi día y noche. No puedes imaginarte Carlitos lo insufrible que es.

- No les hagas caso, Carlos - dijo el sillon detrás suya - Son unas lloricas. Ven, sientate aqui y veras lo comodo que soy.

Carlitos empezo a ponerse nervioso y a tener miedo. Se encamino a la salida y para su sorpresa todos los muebles del salón y los retratos del pasillo le seguían llamandole a voces.

- Carlitos - Decían - vuelve.
Por fin alcanzó la salida pero se asustó al ver que el pomo de la puerta tenía tambien ojos y le miraba con tristeza.

- No te vayas - Decia -

Carlitos salió corriendo de la casa y corría y corría por el camino mientras todos los muebles le llamaban...

Carlos...

Carlos...

¡Carlos! - Se oyo la voz de Matilde, la madre de Carlitos- ¿Que haces?

Carlos se dió cuenta que estaba otra vez en el salón de su casa, el programa de la tele había acabado y ahora daban las noticias. Sin embargo no había tocado apenas su merienda.

Yo... - Balbuceo confuso -

Vete a hacer los deberes - Ordenó su madre mientras salía de la habitación dando un suspiro.

Carlitos obedeció, subió a su habitación y sin poderse aun quitar de la cabeza su aventura vivida en la casa de cristal empezó a hacer los deberes hasta la hora de la cena.



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